CONCLUSION

CONCLUSION

El embrión es considerado una persona individual, autónoma. Desde el momento de la fecundación, de la unión de los gametos, el cigoto que se forma contiene toda la información genética, base de su desarrollo.

El desarrollo embriológico se caracteriza por la coordinación, la continuidad y la autonomía: todas las etapas de su desarrollo son importantes, una trae por consecuencia la otra y por lo tanto no se puede crear una línea divisoria entre las etapas, que son continuas. El recién concebido es autónomo, independiente, único en su especie y tiene auto-movimiento. El aborto es la interrupción del embarazo. Existen varias razones por las cuales las mujeres se practican un aborto, pero ninguna es verdaderamente justificable.

Existen personas que luchan contra el aborto, los conservadores, así como personas que lo promueven, los liberales. Existen además otras corrientes intermedias que aceptan el aborto en ciertas circunstancias. A pesar de todo no hay que olvidar que si se aborta, se está matando a un ser vivo, a una persona. Ante las influencias exteriores y los argumentos de los liberales, no debemos dejarnos engañar, sino más bien, informarnos por nuestra cuenta y abrir los ojos a la realidad.

El embrión humano tiene derechos, tiene un status moral y merece ser respetado. No puede ser instrumentalizado, ni utilizado para otros fines, ni manipulado: sus derechos como persona deben de ser respetados. Dios mismo afirma la existencia de la persona desde el momento de la concepción. El Papa Juan Pablo II habla de la "Libertad perversa" que nos da la posibilidad de disponer de los demás a nuestro antojo. La "cultura de la muerte" cobra su origen en las actitudes individualistas de las personas, que solo velan por su bien y no por el de los demás. Nunca es tarde para arrepentirse y recapacitar. Dios es bondadoso y sabe perdonar nuestros errores si estamos conscientes del mal que hicimos. Existen efectos físicos así como psicológicos consecuentes del aborto.

El Síndrome post-aborto comprende síntomas físicos, psicológicos y espirituales. Aunque es poco conocido, sus efectos pueden ser desastrosos en la mujer que abortó. Ella tiene entonces que aceptarlo y buscar ayuda terapéutica así como espiritual lo más pronto posible.



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